Libro, lectura y bibliotecas son asuntos claves de la política cultural y educativa. En los últimos años, estos mundos han estado en el centro del debate, dados los significativos cambios que las nuevas tecnologías están generando en las formas de crear, producir, distribuir y acceder a estos.
Tal como lo plantea el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (Cerlalc-Unesco) en el documento Nueva agenda por el libro y la lectura: recomendaciones para políticas públicas en Iberoamérica, “El rol de las políticas públicas consiste en poner en perspectiva la complejidad del momento actual, enfatizar las buenas prácticas de transición y, al ritmo adecuado a cada contexto local, asegurar un futuro a los valores que deben preservarse dentro de la cadena editorial, así como orientar los recursos para alcanzar las metas educativas y culturales que deben primar frente a cualquier otra disposición que pretenda imponerse durante la transformación”.