Explicaron cómo éste forma parte del lenguaje y, a partir de citas y referencias, la relevancia del insulto en la historia.
“No podemos olvidar que la Independencia de Colombia nació a raíz de un insulto consensuado a un español”, rememoró Álvarez. Después, ambos autores recordaron las referencias insultantes en la literatura universal, reflejada en apartes de El Quijote y el intercambio de cartas entre Góngora y Quevedo.
Para Sanín, culturalmente el insulto se sobreentiende como algo falso. Añadió que insultar pone a prueba el ingenio y lo considera una forma de honrar a la contraparte con atención sin agredirla físicamente.
Consideran que la corrección política no tiene que ver con excluir palabras, sino con un esfuerzo poderoso por hacer que haya una conciencia en el lenguaje público sobre el peso del lenguaje y cómo a través de este se han excluido a ciertas comunidades. “Me considero políticamente incorrecto y la mitad de lo que publico puede llamarse así, pero hace falta tener ingenio para eso”, dijo Álvarez.
El insulto en el lenguaje seguirá siendo un tema controversial. ¿Hasta qué punto un juego de palabras constituye un agravio? ¿Cuándo es ingenioso? Son preguntas que los escritores seguirán buscando responder.
La Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), Leer es volar, que este año tiene a Francia como país invitado de honor, es organizada por la Cámara Colombiana del Libro y Corferias con el patrocinio oficial de la Alcaldía Mayor de Bogotá en el marco del Plan Distrital de Lectura y Escritura.