cuadrados, lo mejor de su muestra artesanal, así como de artistas y
escritores.
Igualmente, el Pabellón Bicentenario contó con una zona gastronómica
operada por la academia de cocina Verde Oliva, que ofreció
platos basados en investigaciones históricas sobre la época, hizo
46 proyecciones sobre el tema de la Independencia, un mapa de
la Ruta Libertadora y talleres infantiles, además de una librería de
40.000 ejemplares con más de 6.000 títulos. El pabellón ofreció, en
resumidas cuentas, una experiencia cultural, sensorial y académica
sobre lo que significaron estos 200 años para Colombia.
Era una feria que apostaba a lucirse. Con un total de 707 eventos y
la participación de 515 editores, seis exposiciones (muestra colectiva
de «Artistas del Caribe colombiano», «Cómo nos duele nuestro
país», «Cincuenta formas de ver la ilustración», la obra de Guayasamín,
«El libro del artista» y un homenaje a Jaime Garzón), junto
con 56 actividades académicas, 95 conferencias, 37 conversatorios, 19
presentaciones artísticas, 12 mesas de encuentro con los escritores,
152 presentaciones de libros, 38 autores internacionales en la
programación general y 9 más en el Encuentro Internacional de Escritores,
la Feria se la jugó de nuevo por la variedad y la grandeza.
También se mantuvo el cambio de fecha. En vez de celebrarse en
las fechas tradicionales de las primeras veintiuna ferias, la Filbo se
realizó en agosto para evitar los aguaceros, que casi siempre arreciaban
durante los días del evento. La asistencia, sin embargo, se
redujo drásticamente por la falta de costumbre del público con la
nueva fecha y la ausencia de un país invitado de honor, como México,
que atrapara al público por la variedad de su propuesta. No
obstante, la programación fue sólida y variada.
El Encuentro Internacional de Escritores,
por ejemplo, contó con la
participación de intelectuales prestigiosos
que la Feria llevaba varios
años tratando de traer. Entre ellos,
el filósofo francés Gilles Lipovetsky,
quien asistió con sus coterráneos
Catherine Millet, Jean-François Fogel
y Clement Thibaud. Por Estados Unidos
acudieron Laurence E. Prescott,
Sarah Jane Stratford y Eric Pearl. Por
España, Kirmen Uribe, Javier Moro y
Jaume Vallcorba. Por Argentina, Pablo
Bernasconi, Marcelo Birmajer, María
Teresa Andruetto y Guillermo Schavelzon.
Por México, Carlos Pellicer,
Homero Aridjis, Pedro Ángel Palau,
Los símbolos también salen a relucir, como el uniforme
de las tropas oficiales del Ejército en la época independentista.
Las palabras fueron cruciales en la Independencia. La
declaración de los Derechos Humanos y los panfletos
insuflaron la llama de la libertad.
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