de Colombia y del mundo, al igual que la participación de autoras
como Sahar Delijani, Lina Meruane, Power Paola, Hebe Huart,
Fernanda Trías, Valerie Miles, Maruja Vieira,
Mónica Muñoz, Nadia Escalante, Elvira Sastre,
Lucía Estrada, Luz Mary Giraldo y Clara del Carmen
Guillén, y de escritores como John Banville
y Eben Alexander.
En total, 169 invitados formaron parte de los
eventos de esta franja dentro de la vigesimoctava
Filbo. Figuras consagradas como el italiano Piergiorgio
Odifreddi, o las nuevas voces españolas
de Lara Moreno y Elvira Navarro, se combinaron
con la presencia de voces independientes del
estilo de Rita Indiana o la importancia literaria
de Philippe Claudel.
En esta Filbo se estrenó una nueva franja, «Que
viva la música», con la que además se recuperó el espacio ganado
una década atrás en las tarimas centrales para las presentaciones
culturales. Esta vez, la diferencia radicaba en que se trataba de un
repertorio de conversaciones seguidas de conciertos en pequeño
formato con los creadores que trabajan en los mundos de la música
y las letras. Artistas como Afonso Cruz, Sylvie Simmons, Adolfo
Pacheco, Elvira Sastre y Adriana Morangues, Amalia Low o Edson
Velandia se subieron a la tarima.
Si bien la programación infantil fue propia de la Feria desde la primera
versión y la terminaron imitando en ferias de todo el mundo,
también se creó una franja especial
para ellos en esta ocasión: «Leer, cantar
y jugar en familia», una serie de
actividades lúdicas y conciertos para
los más pequeños durante los fines de
semana.
Otra franja adicional se inauguró en
esta feria llena de novedades: «Libros
para comer». Derivada del éxito que
había tenido Perú en la Filbo anterior,
y sobre todo del lleno absoluto de los
salones en los temas relacionados con
gastronomía, se abrió este espacio
para hablar de la relación entre culinaria
y libros.
A su vez, el espacio Foros del Libro
se orientó a las «Estrategias para dar valor», el seminario internacional
de derecho de autor se enfocó en «La cadena del valor de la
El espacio llamado La gallera, una versión de auditorio
adaptado de la obra del Nobel a la manera de la tradición
del Caribe, es el centro de la música y de los debates en
la Filbo.
Hablar de la obra del Nobel fue tan crucial este año como
tocar temas de paz y conflicto. Las emisiones en vivo por
televisión acercaron al gran público a las conferencias
más importantes.
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