
La capacitación permanente de libreros y su presencia en
las jornadas profesionales ha desarrollado el mercado de
las editoriales universitarias hasta alcanzar el alto nivel
de hoy.
Cámara
Colombiana
del Libro
Gracias al impulso masivo de la Filbo, los departamentos de publicaciones
y las imprentas universitarias dieron paso a editoriales
con altos estándares de calidad.
La infraestructura física de dichas editoriales en la Filbo también
se ha modificado. En los primeros años, el pabellón asignado a los
centros de educación superior apenas ocupaba un espacio diminuto
en medio de otras posibilidades,
pero en la segunda
década de la Feria ya el pabellón
3, en el segundo piso, se
asemejaba a un barrio de universidades,
en el que se destacaban
la Nacional, la de Antioquia,
los Andes, de la Sabana, Católica,
Externado, Santo Tomás,
Militar Nueva Granada, Libre,
Central, Distrital, Eafit, del
Rosario, Javeriana, El Bosque,
Minuto de Dios, del Valle, del
Atlántico, Sergio Arboleda y
Pedagógica, entre otras.
En su tercera década, el crecimiento
de estas editoriales fue
exponencial. La mayoría dejó
atrás las épocas en que sus estands se usaban como espacios de divulgación
de su oferta académica para presentar adicionalmente su
producción e involucrar a los estudiantes en el trabajo a través de
emisoras de radio o medios de comunicación con transmisión en
vivo, generar espacios más grandes y con mayor diseño, así como
dar a conocer una mayor muestra de su trabajo editorial. Ya no
ocupan únicamente el espacio del pabellón 3 en el segundo piso,
sino también el segundo piso del pabellón 8.
De hecho, entre las cuarenta editoriales que más solicitaron ISBN
el año pasado el peso de la universidad colombiana resultó decisivo:
catorce de las solicitantes fueron editoriales universitarias,
lo que representó un 35% del total de peticiones. Hoy, la edición
universitaria vende, refleja el peso académico de los centros educativos,
reafirma a cada institución como marca y genera una enorme
contribución a la industria y a la sociedad gracias a la investigación
resultante de la academia, sin descuidar su aporte en géneros como
el ensayo, la crónica, la literatura o la poesía. Además, en estos
treinta años se han generado estándares de calidad para la publicación,
que pasan por comités editoriales, procesos de evaluación,
edición, ajuste a las condiciones del mercado y modelos vigentes
en el ámbito internacional.
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