
Un espectáculo inolvidable fue el de «Los voladores de
Papantla», ritual del estado de Veracruz, México, presentado
cinco veces al día durante toda la feria. Cuatro acróbatas
se suben a un poste de 30 metros y con gran pericia
Cámara
Colombiana
del Libro
rompió récord de taquilla una vez más. También se celebró el día
de los universitarios, en el que se llevaron a cabo congresos, se
plantearon debates y se dedicó un espacio para la música.
El Encuentro Internacional de Escritores contó a su vez con la
presencia de Ana María Machado y Ema Wolf. También se celebró
un encuentro de escritores con jóvenes, en el que
participaron Triunfo Arciniegas, Luis Darío Bernal,
Álvaro Morales, Hugo Niño, Félix Ramiro Lozada, Julio
Medina, Antonio Palomar, Arturo Alape, Víctor López,
Irene Vasco y Jaime García Pulido. Por parte de las editoriales
y otras instituciones estuvieron Germán Baile,
Héctor Rodríguez Núñez, Óscar Collazos, Mario Gómez
Vignes, Rosario del Castillo, Fernando Charry Lara,
Juan Manuel Roca, David Jiménez y Guillermo Abadía
Morales, entre otros.
La Cámara Colombiana del Libro, junto con Corferias,
la Presidencia de la República, la Gobernación de Cundinamarca,
la Alcaldía de Bogotá y Colcultura, destinó
diez salas para la programación cultural y cinco para la
universitaria. Pensando en los jóvenes, se abrieron las
puertas sin costo para estudiantes de 10:00 a.m. a 2:00
p.m. Además, por primera vez se abrió un pabellón para
los caricaturistas. Y fue otro éxito.
Las Jornadas Profesionales incluyeron ese año seminarios
sobre derechos de autor, de edición electrónica y de
libreros, así como el I Congreso Nacional de Lectura.
La sexta edición de la Filbo dejó varias lecciones en
claro. La primera, que el universo del país invitado no
se reducía al espacio ferial e incluso representaba una
posibilidad para tomarse la ciudad. La segunda, que a
pesar de los bajos índices de lectura, algo importante se
estaba gestando en los jóvenes: había una incipiente y
creciente literatura infantil y juvenil. Y por último, que
la Filbo no se limitaba a los libros físicos, sino que cada vez se vinculaba
a más posibilidades relacionadas con la creación o la lectura,
desde el arte en plastilina hasta las publicaciones universitarias,
el diseño gráfico, la tipografía o el humor.
f i l b o 50
se descuelgan hasta el piso.