La paz es el tema central de la Filbo, justo en medio de
los diálogos que sostiene el Gobierno con la guerrilla de
las Farc. La Feria también sirve como espacio para que
autores y expositores conversen al respecto.
Cámara
Colombiana
del Libro
La franja estelar se centró en las «Conversaciones que le cambiarán
la vida», las cuales se basaron en el poema de la Nobel polaca
Wisława Szymborska y se titularon «A propósito de la paz: fin y
principio», en relación con los diálogos de paz que sostenía el gobierno
en ese momento con la guerrilla de las Farc.
La participación de la mencionada Svetlana Alexievich y de la
Noble de Paz Jody Williams, al igual que la del premio Pulitzer de
Novela Jeffrey Eugenides, junto con otros gigantes de la literatura
como César Aira, Nanette Blitz, Cees Nooteboom y Fernando Vallejo;
la presencia del músico Fermín Muguruza; de autores como
Marta Sanz, Sergio Chejfec, Mercedes Cebrián, Carlos Pardo y
Abilio Estévez; de nuevos fenómenos editoriales del mundo como
Justin Torres y Édouard Louis; o de grandes nombres de la literatura
infantil como Ana María Machado, Marina Colasanti, Yolanda
Reyes y Jutta Bauer, mostraron la enorme diversidad de un evento
que alcanzó los 500.000 visitantes y dejó a Holanda y su pabellón
como un ejemplo de proyección, diseño, organización y belleza.
Ahora, cuando ya los Nobel de Literatura habían decidido incluir
a la Filbo en su agenda, cuando los niños reacios a la lectura de
años atrás eran los visitantes masivos de un encuentro cultural que
superaba el medio millón de asistentes, cuando los jóvenes eran
los nuevos lectores y las franjas apostaban a la diversidad, se hacía
evidente que el desafío de 1988 no había sido en vano.
Se había sembrado con palabras. Ahora se cosechaban lectores.
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