
Una vitrina para
las universidades
Desde el primer año de vida de la Filbo, la entonces Cámara Colombiana
de la Industria Editorial tuvo algo en claro: no se podían
dejar por fuera las incipientes publicaciones de las universidades
colombianas.
Juan Felipe Córdoba, director editorial de la Asociación de Editoriales
Universitarias de Colombia (Aseuc), recuerda que apenas en
los años ochenta comenzaron a surgir las editoriales universitarias,
proceso liderado en el país por la Universidad Nacional de Colombia
y la Universidad de Antioquia, ambas pioneras en la Filbo.
No obstante, las cosas eran distintas también para estas dos instituciones
en aquel 1988 en que se celebró la primera Feria. La
Universidad Nacional de Colombia, por ejemplo, contaba con dos
dependencias dedicadas a las publicaciones: una imprenta (empresa
del Estado) y su propia editorial. Por su parte, la Universidad de
Antioquia definió apenas en 1984 su
Departamento de Publicaciones, aunque
su trayectoria en este campo era
ya de casi un siglo.
El auge de la Filbo terminaría por
ayudar a que, en la siguiente década,
ambos centros educativos reestructuraran
sus áreas editoriales para
convertirlas en industrias poderosas y
más reconocidas, y de paso a decenas
de otras universidades que también
agruparon su producción de libros
y revistas bajo una política editorial.
Justo en 1990 nació la Aseuc, para
aglutinar a las universidades que venían
creando proyectos editoriales en el interior de las instituciones de educación
superior, dice Juan Felipe Córdoba. Esa iniciativa conllevó la
capacitación de libreros, escritores y editores, al igual que el desarrollo
integral del sector editorial universitario.
Las universidades han crecido a la par que la Feria. De
unas pocas con publicaciones dispersas han llegado a tener
un pabellón propio y fondos editoriales consolidados.
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