
El seminario más importante de la quinta
edición fue el Encuentro Internacional de Escritores,
en el que se ofrecieron conferencias
como «Memoria y ficción», con el chileno Jorge
Edwards y el peruano Antonio Cisneros, o «Las
guerras de la champaña», con Luis Zalamea.
Dentro de las Jornadas Profesionales, más de
ochocientos bibliotecólogos participaron en su II
Congreso. También se llevó a cabo el seminario
internacional «Mito o realidad del libro», y el I
Foro Nacional de Lectura, organizado por Fundalectura,
el Cerlalc y la Cámara, que contó con
invitados como Ana María Bavosi, de Uruguay;
Bernardo Subercaseaux, de Chile, y Eraclio Zepeda,
de México, que tuvo una fuerte presencia
de pedagogos.
En esa misma línea se movió el espacio «Colombia
unida por la literatura», que buscó integrar
al país por medio de sus libros, y se centró en
disertar sobre arte y literatura en los quinientos
años del desembarco de Colón en tierras americanas.
El mestizaje fue el tema obligado del año:
se trató en mesas redondas e involucró desde
los aspectos literarios de las crónicas de Indias
hasta el lingüístico, pasando por los aportes de
Latinoamérica en la evolución del idioma. El
poeta peruano César Vallejo fue el gran homenajeado
entre los autores, con motivo del primer centenario de su
nacimiento.
Hubo un optimismo generalizado. Todo pareció incentivarlo: la
presencia de quinientos expositores de veintiún países en el espacio
de 30.000 metros cuadrados de Corferias; el apoyo de la Presidencia,
la Alcaldía de Bogotá, la Gobernación de Cundinamarca y
la Comisión del Quinto Centenario, que hicieron de la quinta edición
de la Filbo una fiesta de integración y armonía; el concierto de
cierre de la Orquesta Sinfónica de Colombia y la presentación de
agrupaciones artísticas españolas, como el grupo Zarabanda, Merche
Esmeralda o el ballet de Murcia. Cerca de 85 millones de dólares
exportados en libros y el exitoso pabellón del Taller del Humor
dispararon la asistencia. No hubo quinto malo. Por el contrario, la
Filbo siguió creciendo y se proyectó más allá de las fronteras.
Bajo la imagen tutelar de la Feria dos pequeñas disfrutan
de sus adquisiciones.
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